Dios es el Creador y Gobernante del universo, Existe eternamente como tres personas: El padre, El Hijo y El Espíritu Santo. Él es todo poderoso, omnisciente, siempre presente, nunca cambia, completamente confiable y Santo. Su esencia misma es buena. Él es nuestro padre amoroso que es fiel a su pueblo y a sus promesas.
Mateo 28:19, 1 Pedro 1:2, 2 Corintios 13:14
Jesucristo es el hijo de Dios. Él vivió una vida humana sin pecado, y es la única persona en ser completamente humano y completamente Dios. Fue crucificado en una cruz, muriendo en nuestro lugar por nuestros pecados para que podamos reconciliarnos con Dios mismo. Resucitó al tercer día para demostrar Su poder sobre el pecado y la muerte. Ascendió al cielo y regresará nuevamente para reinar como Rey de reyes y Señor de señores.
Hechos 1:9-11, 1 Timoteo 6:14-15, Tito 2:13
El Espíritu Santo es una persona de la Trinidad y es igual al Padre y al Hijo como Dios. Vive en cada creyente desde el momento de la salvación y proporciona al cristiano la comprensión de la verdad espiritual y la guía para hacer lo correcto. La presencia del Espíritu Santo nos asegura nuestra relación con Cristo. Él guía a los creyentes a toda la verdad y trae convicción a las personas de su pecado. Nos consuela, nos da dones espirituales y nos hace más como Cristo.
2 Corintios 3:17, Juan 16:7-13, Juan 14:16-17
Dios existe como un solo ser en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Aunque cada miembro de la Trinidad cumple diferentes funciones, cada uno posee el mismo poder y autoridad.
Marcos 1:9-11, Lucas 1:35, Juan 5:21-23
La Biblia es la santa palabra escrita de Dios. Fue escrita por humanos bajo la guía sobrenatural del Espíritu Santo. Es la principal y única fuente de verdad para los creyentes, ya que da testimonio de Dios, Su carácter, la vida y el ministerio de Jesucristo, así como instrucción y sabiduría para la vida diaria.
La Palabra de Dios no es solo información es una Palabra viva con poder para transformar la vida de las personas.
Salmos 119:160, Salmos 12:6, Proverbios 30:5, Romanos 1:16
Fuimos creados para existir eternamente, para habitar “para siempre” uno de dos lugares: el cielo o el infierno. Pasar la eternidad en el cielo significa estar en perfecta unión con Dios (vida eterna), mientras que una eternidad en el infierno significa estar separado para siempre de Dios (muerte eterna).
La vida eterna comienza en el momento en que se recibe a Jesucristo en el corazón a través de la fe.
Juan 5:11-13, Romanos 6:23, Apocalipsis 20:15, Juan 17:3
El hombre está condenado a una vida separa de Dios por la eternidad (ira al infierno), a causa del pecado original causado por adán y Eva en el huerto del Edén.
La salvación viene como resultado de creer que Jesucristo es el Hijo de Dios, que fue crucificado, murió y resucitó de la muerte como pago suficiente por los pecados del hombre. La salvación es un regalo gratuito e inmerecido de Dios para todo ser humano, y no se puede ganar con nuestros propios esfuerzos; sólo confiando en Jesucristo podemos recibir la salvación de una separación eterna de Dios.
Efesios 2:8-9, Juan 1:12, Juan 14:16, Romanos 10:8-10
La Iglesia está formada por una comunidad de creyentes de todas las naciones, unidos por la fe en Jesucristo. La Iglesia está comprometida con Jesucristo y su enseñanzas, que se encuentran en la Biblia. Los miembros de la Iglesia manifiestan el carácter de Jesucristo a través de sus vidas y buscan compartir la esperanza de salvación al mundo a través del amor, la predicación del Evangelio y las buenas obras.
Mateo 18:15-20, Hechos 2:41-4, Apocalipsis 21:2-3
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